jueves, 1 de septiembre de 2011

Misterio y hechizo. Alberto Lauro




"La poesía es hija del misterio y del hechizo, de lo invisible y de la magia. Hermana del sueño, la inspiración y la adivinanza. Su origen divino y hechizado hace que se mueva con realeza entre la farsa de las máscaras. Si los hombres duermen u olvidan quiénes son, ella, en permanente vigilia, viene a recordarles la facultad de tener conciencia de existir".
Alberto Lauro


Puesta en escena

Cuando se apagaron las luces
empezó, implacable, el redoble del tambor.
Iba pasando el desfile
de lentejuelas y máscaras
que animarían las funciones
de la siniestra temporada.
Más tarde apareció el payaso
que a nadie hizo reír,
soltando sobre nuestras cabezas
pavorosas llamas de su boca de dragón.
En la misma escena antes había sido
cartomántico, domador, equilibrista
y otros oficios innombrables.
Vimos el fuego tomar alturas,
llegar hasta la carpa destrozada
que ya para entonces
amenazaba con hundirse
entre el silencio y las ruinas.
Lo demás ya se sabe.
Los monos escaparon a la madrugada.
La rumbera se fue con un borracho,
dejando tras su paso huellas
de tules y alcanfor.
Los elefantes aplastaron el campo de rosas.
El circo se incendió.



Una mujer ha venido

Una mujer ha venido a contemplar la noche.
Con su callado paso, silenciosa
mira las quietas aguas de mis ojos,
se sienta a ver pasar en la distancia
las aves que nunca supe a dónde van.
Su húmedo pecho de amar sabe
esconder entre montañas de oro mi cabeza,
junto a las horas que hemos compartido
agonizando en las playas del deseo
mientras, posesos de la fiebre,
fijaba estrellas en mi muerte, robaba sueños
con el poder de sus ansias,
sembraba espigas a todo lo largo del camino.
Una mujer ha venido a contemplar la noche.
Sabe que sus labios recorro con la lluvia.
Cada calle tiene la sombra de su pelo,
que luego deja caer sobre mi espalda
brillante como haces de trigo.
Del estanque de su cuerpo nacen flores extrañas,
manantiales para la sed del caminante,
su pupila cegada por el sol,
la llanura que es toda su espera,
la copa derramada, el vino nuevo.



Óleo del último otoño

Un flamboyán
de fuego
arde solo en la luz de la mañana.
Bandadas de garzas blancas vuelan
sobre palmas y manglares,
destellan bajo la luz del mediodía.
Tú estás sentada, ausente
entre la sombra y la brisa
que aguarda tu rostro,
la furia desnuda de las ramas,
pálida viajera, amiga,
en la indefensa espesura:
detrás la hierba se quema
hasta que la hoguera toma
un sitio en tu cuerpo.
Cerca de la arboleda, el barranco,
la áspera roca que no ha besado la nieve,
los pájaros
sobre este campo sin flores
-los he visto pasar ligeros
y fugaces como la noche por tus ojos-
y cimbran las cañabravas
que el viento mece junto al río.
Un flamboyán
de fuego
arde solo en la luz de la mañana.
Brilla junto a su tronco una canción perdida
(después del aguacero)
que va dejando
breves arroyos
sobre la tierra ocre.



Sombra de las ceibas




Confiado a la sombra
de las hojas y a mis pasos,
disparó alguien
a la paloma del cielo transparente
de mi corazón.
En el aire la vi girar,
manchando el camino de sangre,
caer sobre la tierra
y otra vez remontar el vuelo.


Su vida es la luz
que inunda esta isla mágica,
sol que nace
de la espuma del mar,
al horizonte de las playas.


Bajo las ceibas:
ramas, piel de ébano, garras,
polvo y agua de los cuatro ríos del Paraíso
contra las ávidas manos de la muerte.
Silencio. Noche de Cuba,
cómo lenta y apacible
te ciernes sobre mí!



Esta selección de poemas está extraída del libro de poemas  "Con la misma furia de la primavera",premiado en la ciudad de Holguín con el Premio de Literatura y que inmediatamente fue censurado. En febrero de 2011 volvió a ser publicado por Visión libros editorial.





2 comentarios:

  1. Gracias por tu amabilidad de poner aqui para tus lectores estos poemas.... Un saludo. Alberto Lauro

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  2. Mil gracias a ti Alberto! Para nosotros es un placer inmenso disfrutar de tu talento.Un gran abrazo.

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