jueves, 6 de enero de 2011

El habanero de las ausencias. Alexis Díaz Pimienta

Poema coloquial sin motivo aparente

Este documental de La Habana a principios de siglo,
con sus tranvías, con su gente apurada
caminando hacia mí;
esas escenas en blanco y negro como la vida misma,
los anuncios lumínicos, los sombreros,
las insólitas faldas de las señoritas;
este documental donde yo no aparezco todavía
pero la lógica indica que pasaré
por esa esquina exacta,
que tomaré el tranvía hacia los ojos de otra gente;
esos recodos de la ciudad
donde el tendido eléctrico
está lleno de pájaros,
y las columnas cubiertas de propaganda electoral,
y los balcones de las casas con niños
que peligran en los barandales;
este documental donde un desconocido
mira hacia la cámara
sin saber que seguirá mirándome
tantos años después;
este documental que no ganará premios
ni resiste el más leve comentario crítico,
que nadie viene a ver a este cine olvidado
de un pueblo de campo;
que la proyeccionista accedió
a proyectarlo con fastidio;
este documental, triste y silente,
me ha recordado, no sé por qué,
los ojos de Natalia.

Alexis Díaz Pimienta
Perteneciente al libro "Fiesta de disfraces" (Ed.Calambur,2008)


ALBERTINA NO SE PONE VIEJA


Hoy he caminado con mi madre por lo que fue su barrio.
La calle Infanta sigue igual, dice,
solo que están más sucias las paredes,
se han caído demasiadas columnas,
no hay letreros ni anuncios lumínicos
ni venta de refresco y panes con bisté
ni putas que se ofrecen en las puertas de sus casas
ni patrullas que asusten a las adolescentes.
Ya ni siquiera sigue el gordo Luis, dice, herniado,
sentado en el portal, contando guaguas.
A mi madre no la dejaban andar por estas calles
porque era joven y decente, negra y decente,
virgen y decente, así que caminaba
más de lo necesario para ir hasta su escuela.
El edificio de Carteles —dice— sigue pintado igual.
Y ésta era la bodega del gallego Joaquín
dice— que le ponía sombrero a su mujer
para que nadie la mirara. Mi madre no se emociona,
habla como una exploradora con catacumba propia.
La observo: falda corta, de cuadros, plisada,
zapaticos de correas,
moños trenzados y delgadez extrema.
A esta hora mi padre está en Pinar del Río
con un machete en alto, tumbando cañas
que luego venderá en la plaza de Cuatro Caminos,
a unas cuadras de Infanta, sin que mi madre sospeche
que el guarapo conque calma su sed la llenará de hijos.
Mi padre ni siquiera sabe, a estas alturas,
cómo se cruza Infanta. Ignora, incluso, que el barrio Pajarito
es un barrio de putas, y que por eso no se puede encontrar
con mi madre mientras arrastra su carreta.
Son los años cincuenta.
El cabaret Las Vegas se inunda de jazz
y recostados sobre las victrolas
lloran a coro todos los borrachos de la Habana Vieja.
Errol Flyn se bate a muerte con Beny Moré,
y José Antonio Echevarría detiene los relojes del país
en el preciso instante en que mi padre
cruza Infanta por primera vez
y ella le da las gracias por cargarle los libros.
Entonces, él la invita a un primer vaso de guarapo fresco.
Luego, mi madre supo que a José Antonio
lo acribillaron en la escalinata,
que La Lupe puso a temblar Las Vegas,
que el joven del guarapo se llamaba Jesús.
Y todo en este barrio, dice,
un sitio de La Habana que sigue igualitico igualitico,
sólo que ella ya no tiene quince años.

Alexis Díaz Pimienta


Quiero agradecer especialmente la generosidad de Alexis Díaz Pimienta por regalarme estos poemas y la posibilidad de compartirlos con todos vosotros a través de este espacio.Si queréis disfrutar de la obra de este artista os invito a visitar  www.alexisdiazpimienta.es.tl  Un abrazo a todos!

M

miércoles, 5 de enero de 2011

La ciudad que espera. Tropi Ecobio



Sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres. Así la poesía no habrá cantado en vano.
Pablo Neruda











Desde aquí quiero agradecer a mi amigo de Facebook, Tropi Ecobio ,su inmensa generosidad al brindarme sus fotografías para compartirlas con vosotros.Disfrutar!
M

El mago de la acuarela. Alexis Lago

Quién sabe cómo fue ni cuándo y dónde me dijiste que sí, que me entregabas el huerto de ti misma, paraíso de magias y delicias y qué glorias.
Eliseo Diego








Nacido en La Habana, en 1962, Alexis Lago es graduado de Bioquímica en la Universidad de La Habana y de Pintura de la Academia San Alejandro.
Disfrutar de su talento!
M

Otro lugar,otro camino

Era la crónica de una muerte anunciada. Finalmente los administradores de Facebook cerraron De La Habana al cielo sin posibilidad a la defensa y atendiendo únicamente a las quejas de algún alborotador movido por la envidia o el rencor.De todas formas de nada sirven las quejas,hay que seguir caminando mirando el horizonte,de una manera más lenta y sin tanta presión imagino que se hará este camino mucho más amable.Será imposible recuperar a miles de los seguidores de la pagina,pero los que sigan acompañando esta nueva andadura ya se encargarán de hacer de este nuevo espacio un lugar tan inmenso como De La Habana al cielo.A los que seguís junto a mi agradeceros vuestra fidelidad y cariño,a los que se perdieron en el camino,simplemente darles las gracias,fue bonito mientras duró.


Ahora prosigamos nuestro camino de la mano de un gran pintor y generoso amigo,Sergio Lastres


¿Qué hace falta para ser feliz? Un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas,un vientecillo tibio,la paz del espíritu.
André Maurois
















Desde aquí quiero agradecer a Sergio Lastres la inmensa generosidad al brindarnos la posibilidad de admirar alguna de sus obras.Es un regalo contar con tú amistad!





Mal poeta enamorado de la luna,
no tuvo más fortuna que el espanto;
y fue suficiente pues como no era un santo
sabía que la vida es riesgo o abstinencia,
que toda gran ambición es gran demencia
y que el más sordido horror tiene su encanto.
Vivió para vivir que es ver la muerte
como algo cotidiano a la que apostamos
un cuerpo espléndido o toda nuestra suerte.
Supo que lo mejor es aquello que dejamos
-precisamente porque nos marchamos-.
Todo lo cotidiano resulta aborrecible,
sólo hay un lugar para vivir, el imposible.
Conoció la prisión, el ostracismo,
el exilio, las múltiples ofensas
típicas de la vileza humana;
pero siempre lo escoltí cierto estoicismo
que le ayudó a caminar por cuerdas tensas
o a disfrutar del esplendor de la mañana.
Y cuando ya se bamboleaba surgía una 
por la cual se lanzaba al infinito.
No quiso ceremoniadiscurso, duelo o grito,
ni un túmulo de arena donde reposase el esqueleto
(ni después de muerto quiso vivir quieto).
Ordenó que sus cenizas fueran lanzadas al mar
donde habrán de fluir constantemente.
No ha perdido la costumbre de soñar:
espera que en sus aguas se zambulla algún adolescente.
(Nueva York, 1989)
Reinaldo Arenas