sábado, 3 de septiembre de 2011

La virtud del talento. Roberto Fonseca





No sólo el virtuosismo en los dedos de Fonseca hace de su música un deleite, sino también la sensibilidad con la que es capaz de plasmar su creatividad en notas, desde la creación espontánea; un verdadero mago de la emotividad.
Pablo Reyes












viernes, 2 de septiembre de 2011

El sentir de una dama. Sandra Dooley




"La pintura es una profesión de ciego: uno no pinta lo que ve, sino lo que siente, lo que dice a sí mismo acerca de lo que vio"
Pablo Picasso




























Estas son algunos de los trabajos realizados por Sandra Dooley,una fantástica pintora cubana que envuelve en color todo el esplendor del sentimiento. Si queréis conocer más trabajos de Sandra, os invito a visitar www.sandradooley.com

jueves, 1 de septiembre de 2011

Misterio y hechizo. Alberto Lauro




"La poesía es hija del misterio y del hechizo, de lo invisible y de la magia. Hermana del sueño, la inspiración y la adivinanza. Su origen divino y hechizado hace que se mueva con realeza entre la farsa de las máscaras. Si los hombres duermen u olvidan quiénes son, ella, en permanente vigilia, viene a recordarles la facultad de tener conciencia de existir".
Alberto Lauro


Puesta en escena

Cuando se apagaron las luces
empezó, implacable, el redoble del tambor.
Iba pasando el desfile
de lentejuelas y máscaras
que animarían las funciones
de la siniestra temporada.
Más tarde apareció el payaso
que a nadie hizo reír,
soltando sobre nuestras cabezas
pavorosas llamas de su boca de dragón.
En la misma escena antes había sido
cartomántico, domador, equilibrista
y otros oficios innombrables.
Vimos el fuego tomar alturas,
llegar hasta la carpa destrozada
que ya para entonces
amenazaba con hundirse
entre el silencio y las ruinas.
Lo demás ya se sabe.
Los monos escaparon a la madrugada.
La rumbera se fue con un borracho,
dejando tras su paso huellas
de tules y alcanfor.
Los elefantes aplastaron el campo de rosas.
El circo se incendió.



Una mujer ha venido

Una mujer ha venido a contemplar la noche.
Con su callado paso, silenciosa
mira las quietas aguas de mis ojos,
se sienta a ver pasar en la distancia
las aves que nunca supe a dónde van.
Su húmedo pecho de amar sabe
esconder entre montañas de oro mi cabeza,
junto a las horas que hemos compartido
agonizando en las playas del deseo
mientras, posesos de la fiebre,
fijaba estrellas en mi muerte, robaba sueños
con el poder de sus ansias,
sembraba espigas a todo lo largo del camino.
Una mujer ha venido a contemplar la noche.
Sabe que sus labios recorro con la lluvia.
Cada calle tiene la sombra de su pelo,
que luego deja caer sobre mi espalda
brillante como haces de trigo.
Del estanque de su cuerpo nacen flores extrañas,
manantiales para la sed del caminante,
su pupila cegada por el sol,
la llanura que es toda su espera,
la copa derramada, el vino nuevo.



Óleo del último otoño

Un flamboyán
de fuego
arde solo en la luz de la mañana.
Bandadas de garzas blancas vuelan
sobre palmas y manglares,
destellan bajo la luz del mediodía.
Tú estás sentada, ausente
entre la sombra y la brisa
que aguarda tu rostro,
la furia desnuda de las ramas,
pálida viajera, amiga,
en la indefensa espesura:
detrás la hierba se quema
hasta que la hoguera toma
un sitio en tu cuerpo.
Cerca de la arboleda, el barranco,
la áspera roca que no ha besado la nieve,
los pájaros
sobre este campo sin flores
-los he visto pasar ligeros
y fugaces como la noche por tus ojos-
y cimbran las cañabravas
que el viento mece junto al río.
Un flamboyán
de fuego
arde solo en la luz de la mañana.
Brilla junto a su tronco una canción perdida
(después del aguacero)
que va dejando
breves arroyos
sobre la tierra ocre.



Sombra de las ceibas




Confiado a la sombra
de las hojas y a mis pasos,
disparó alguien
a la paloma del cielo transparente
de mi corazón.
En el aire la vi girar,
manchando el camino de sangre,
caer sobre la tierra
y otra vez remontar el vuelo.


Su vida es la luz
que inunda esta isla mágica,
sol que nace
de la espuma del mar,
al horizonte de las playas.


Bajo las ceibas:
ramas, piel de ébano, garras,
polvo y agua de los cuatro ríos del Paraíso
contra las ávidas manos de la muerte.
Silencio. Noche de Cuba,
cómo lenta y apacible
te ciernes sobre mí!



Esta selección de poemas está extraída del libro de poemas  "Con la misma furia de la primavera",premiado en la ciudad de Holguín con el Premio de Literatura y que inmediatamente fue censurado. En febrero de 2011 volvió a ser publicado por Visión libros editorial.





miércoles, 31 de agosto de 2011

Quietud. Leysis Quesada




Ya no existía nada,
la nada estaba ausente;
ni oscuridad, ni lumbre,
-ni unas manos celestes-
ni vida, ni destino,
ni misterio, ni muerte;
pero seguía volando,
desesperadamente.
Oliverio Girondo




























Os presento una pequeña muestra de los trabajos realizados 
por la fotógrafa cubana Leysis Quesada. En cada uno de ellos 
encontrareis una realidad distinta,una quietud en la nada 
espléndidamente plasmada por Leysis. Si queréis conocer 
más trabajos de Leysis os invito a visitar www.leysisquesada.com 

martes, 30 de agosto de 2011

Silencios. Alejo Carpentier




“Había grandes lagunas de semanas y semanas en la crónica de mi propio existir; temporadas que no me dejaban un recuerdo válido, la huella de una sensación excepcional, una emoción duradera; días en que todo gesto me producía la obsesionante impresión de haberlo hecho antes en circunstancias idénticas -de haberme sentado en el mismo rincón, de haber contado la misma historia, mirando al velero preso en el cristal de un pisa papel. Cuando se festejaba mi cumpleaños en medio de las mismas caras, en los mismos lugares, con la misma canción repetida en coro, me asaltaba invariablemente la idea de que esto sólo difería del cumpleaños anterior en la aparición de una vela más sobre un pastel cuyo saber era idénticos al de la vez pasada. Subiendo y bajando la cuesta de los días, con la misma piedra en el hombro, me sostenía por obra de un impulso adquirido a fuerza de paroxismos -impulso que cedería tarde o temprano, en una fecha que acaso figuraba en el calendario del año en curso-. Pero evadirse de esto, en el mundo que me hubiera tocado en suerte, era tan imposible como tratar de revivir, en estos tiempos, ciertas gestas de heroísmo o de santidad.
(...)
Encuentro trivial, en cierto modo, como son, aparentemente todos los encuentros cuyo verdadero significado sólo se revelará más tarde, en el tejido de sus implicaciones... Debemos buscar el comienzo de todo, de seguro, en la nube que reventó en lluvia aquella tarde, con tan inesperada violencia que sus truenos parecían truenos de otra latitud.
(...)
Era como si estuviera cumpliendo la atroz condena de andar por una eternidad entre cifras, tablas de un gran calendario empotradas en las paredes -cronología de laberinto, que podía ser la de mi existencia, con su perenne obsesión de la hora, dentro de una prisa que sólo servía para devolverme cada mañana, al punto de partida de la víspera.

Silencio es palabra de mi vocabulario. Habiendo trabajado la música, la he usado más que los hombres de otros oficios. Sé cómo puede especularse con el silencio; cómo se le mide y encuadra. Pero ahora, sentado en esta piedra, vivo el silencio; un silencio venido de tan lejos, espeso de tantos silencios, que en él cobraría la palabra un fragor de creación. Si yo dijera algo, si yo hablara a solas, como a menudo hago, me asustaría a mí mismo.

Llego a preguntarme a veces si las formas superiores de la emoción estética no consistirán, simplemente, en un supremo entendimiento de lo creado. Un día, los hombres descubrirán un alfabeto en los ojos de las calcedonias, en los pardos terciopelos de la falena, y entonces se sabrá con asombro que cada caracol manchado era, desde siempre, un poema. "



Alejo Carpentier
Fragmento del libro " Los pasos perdidos"

lunes, 29 de agosto de 2011

La señora sentimiento. Elena Burke





“El bolero es la vida misma. Donde no hay un bolero no hay nada, destrona todas las músicas, todas las letras. Todo el mundo tiene algo que ver con un bolero; tiene su tragedia, su romance, tú sabes: tiene que ver con todo”.
Elena Burke