lunes, 1 de agosto de 2011

Amar entre versos




Ahora que empieza a caer, del cielo...
                                                                                            A mi esposa
Ahora que empieza a caer, del cielo
de nuestra vida, que sólo nosotros podemos ver,
profundo, estrellado, carne y alma nuestra,
ese polvillo sagaz en tu nocturno pelo,
ahora que el lápiz finísimo, grabando
una medida sagrada, una cantidad misteriosa
del vino que sube en la jarra de la ofrenda,
empieza a trazar, junto a tus ojos, vivos
como ciervos bebiendo en el agua extasiada,
junto a tus labios que han dicho todas las palabras que adoro,
las huellas del tránsito de nuestra juventud,
ahora, lleno de un fuego y de un peso de amor que desconocía
porque estábamos engendrándolo secretamente en nuestro corazón
y es algo mucho más terrible y precioso que el amor
que diariamente conocíamos,
ahora, mujer, ahora, destinada mía,
es cuando quiero hacerte un canto de amor, un homenaje,
que dice únicamente así:

Te amo, lo mismo
en el día de hoy que en la eternidad,
en el cuerpo que en el alma,
y en el alma del cuerpo
y en el cuerpo del alma,
lo mismo en el dolor
que en la bienaventuranza,
para siempre.
Cintio Vitier








Toma mi mano,
hazme sentir que estás cerca
en la novedad de esta hora
en que mi mano es nueva en tu mano,
y es mi mano porque tú la tomas
y mi pecho ha quedado silencioso como ella, anhelante,
en el banco arrobado, suspendido por todas las estrellas.

Fina García Marruz




Estamos

Estás 
haciendo
cosas:
música,
chirimbolos de repuesto,
libros,
hospitales
pan,
días llenos de propósitos,
flotas,
vida, 
con tan pocos materiales.
A veces
se diría
que no puedes llegar hasta mañana,
y de pronto
uno pregunta y sí,
hay cine,
apagones,
lámparas que resucitan,
calle mojada por la maravilla,
ojo del alba,
Juan
y cielo de regreso.
Hay cielo hacia delante.
Todo va saliendo más o menos
bien o mal o peor,
pero se llena el hueco,
se salta,
sigues,
estás haciendo
un esfuerzo conmovedor en tu pobreza,
pueblo mío, 
y hasta horribles carnavales, y hasta
feas vidrieras, y hasta luna.
Repiten los programas,
no hay perfumes
(adoro esa repetición, ese perfume):
no hay, no hay, pero resulta que
hay.
Estás, quiero decir, 
Estamos.

Cintio Vitier



Cuando el tiempo ya es ido
       
Cuando el tiempo ya es ido, uno retorna             
como a la casa de la infancia, a algunos 
días, rostros, sucesos que supieron             
recorrer el camino de nuestro corazón. 
Vuelven de nuevo los cansados pasos             
cada vez más sencillos y más lentos, 
al mismo día, el mismo amigo, el mismo             
viejo sol. Y queremos contar la maravilla 
ciega para los otros, a nuestros ojos clara,             
en donde la memoria ha detenido 
como un pintor, un gesto de la mano,             
una sonrisa, un modo breve de saludar. 
Pues poco a poco el mundo se vuelve impenetrable,             
los ojos no comprenden, la mano ya no toca 
el alimento innombrable, lo real.            


Fina García Marruz



1 comentario:

  1. Cuánta belleza Montse! De esa unión de cuerpos y almas no podía salir otra cosa que la poesía pura.

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